Fui a ver a Dylan. Y lo primero que hice fue reprocharme por haber comprado una ubicación tan mala. La cuenta que hice fue simple: gasté menos en la entrada que lo que pago todos los meses por el seguro del auto. Y eso para mí es una vergüenza.
Igual me sentí privilegiado de verlo por tercera vez, a mi edad y viviendo en Argentina. La primera fue hace diez años, con los Rolling Stones. La segunda hace cuatro, en España. Aquella vez, cuando les conté por mail a mis amigos que iba a ir, mi mamá, que estaba en la provincia de Córdoba me contestó: "Sentinte un privegiado, acá este sábado toca el grupo Trulalá". Recién ahí entendí la magnitud que el acontecimiento tenía.
Era un festival donde también tocó Iggy Pop (ese hombre que nunca se puso una remera) y se había anunciado a David Bowie, pero estaba en duda porque tenía un problema de salud. Me acuerdo que un gallego me preguntó si al final tocaba o no "Deivid Bowling" y sonriendo le dije que no.
Leí que grabar discos es como construir un barquito adentro de una botella y que tocar en vivo, en cambio, es como tripular un barco de verdad con todos los marineros trabajando juntos y dependiendo uno del otro. Dylan está siempre navegando con su Neverendig Tour y sus discos los graba rápido, cuando pisa tierra. Creo que el primer disco lo grabó en 6 horas o algo así. Cuando actúa, el tipo no dice hola, ni chau, ni se pone la camiseta de la selección del país donde está. Tocó y se fue para tocar en otro lado y así. Dicen que tiene un montón de campos y mansiones a las que no va nunca, que se la pasa en casas de amigos. Y que cuando trabajó en películas en vez de comer con los actores se iba por ahí y encontraba a los técnicos y a los utileros y decía "¿qué tenés? ¿me das un pedazo?".
En un sentido es parecido a Atahualpa Yupanqui, un hombre libre que va con su guitarra cantando por ahí.
Antes tocó León Gieco, y de invitado estuvo Santaolalla (¿qué loco que el telonero haya ganado más Oscars que el artista principal no?) Al final cerraron con Charly García tocando El Fantasma
de Canterville.
El cambio de huso horario le agregó un detalle a la noche: mi amigo Mariano cumplía años el domingo 16. Así que lo saludamos a las doce de la noche, retrocedimos la hora, y lo volvimos a saludar a las doce de la noche. Después me dijo que no sabía cómo se iba a acostumbrar a decir "veintisiete", si a lo largo de todos sus veintiseis nadie le había preguntado nunca cuántos años tenía. Nos reímos y supimos que lo íbamos a recordar como un cumpleaños muy curioso.
Dylan cerró con una versión muy rara de Blowin' in the wind. Tan rara, que no estoy muy seguro de que haya sido Blowin' in the wind. Cuando terminó, recordé que ese mismo lugar fue otros lugares para mí: desde ahí vi un gol de Maradona de tiro libre con raya amarilla en el pelo y a un falso Jim Morrison cantando con los Doors sobrevivientes. Pensé que a pesar de la distancia del escenario, Estuve bastante cerca de entender todas las cosas buenas que el viejo Bob le dio a la música popular: Es el único artista que "sigue ahí" desde esa generación tan talentosa que nos enseñó "A no engañarnos, porque se está haciendo tarde".